El mundo de las Apps para niños es un cajón desastre donde uno puede dejarse llevar por los algoritmos de recomendación de turno o dedicar un tiempo a investigar y probar hasta dar con una que le guste a todos, padres e hijos. Lo que es indudable es que, puestos a elegir, preferimos Apps que tengan algo de educativo, que el tiempo que invertimos en ellas sea lo más productivo posible. A ver, explotar globos con el dedo en una pantalla puede ser muy excitante, pero tras unos minutos haciéndolo tu cabeza parece uno de esos globos.

Es bueno pararse a pensar que es lo que buscamos nosotros en la App y que es lo que buscan los niños. Para ellos es una manera de explorar nuevas experiencias, digitales en este caso, donde probar, tocar y jugar. Aprender, en definitiva. A nosotros, como padres, las Apps nos ofrecen la oportunidad de interactuar con nuestros hijos desde una posición más igualitaria. Durante el juego con Apps las habilidades se igualan más que en el mundo físico. Las Apps permiten a los niños recuperar cierto control sobre el juego. El papel de los padres se convierte así en el de un observador / mentor de la actividad del niño en el entorno digital.

La elección de la App ha de tener en cuenta diversos factores. Hay que valorar la capacidad de los niños, tanto nivel de conocimiento como psicomotriz. No tiene sentido pretender que jueguen con Apps con dinámicas más complejas a nivel creativo cuando todavía no se manejan bien con la interficie en cuestiones básicas como arrastrar y soltar elementos. Vamos a enumerar una serie de criterios con los que valorar Apps:

  • Orientada a los intereses del niño. Los niños toman la iniciativa de forma natural cuando se trata de aprender. Si la App se relaciona con su universo personal le será más fácil engancharse.
  • Adecuada para su edad. Las capacidades psicomotrices del niño deben estar alineadas con los requerimientos de la App. No hay que cruzar la fina línea entre motivar y frustrar.
  • Libre de distracciones. Cuestiones como pop-ups, publicidad de cualquier tipo o demasiadas cosas pasando en pantalla pueden hacer desaparecer la atención y el interés por seguir jugando.
  • Es interactiva. El niño ha de poder participar de manera activa en el desarrollo del juego, no solo con una toma de decisiones sino también interaccionado con lo que ve en la pantalla.
  • Controles simples. La App ha de tener un uso sencillo e intuitivo para que los niños puedan aprender rápidamente su funcionamiento y así centrarse en el contenido.
  • Enfocada al aprendizaje. Conviene que la App utilice enfoques didácticos y maneje conceptos teóricos relacionados con el aprendizaje.
  • Apoya la creación conjunta. Se ha de facilitar que todos los actores implicados en la experiencia digital sean capaces de tomar parte del proceso de creación. Las herramientas de trabajo conjunto aumentan el grado de compromiso.
  • Promueve la alternancia de posiciones. Es bueno que durante la actividad padres e hijos alternen posiciones y tomen el control por turnos. El aprendizaje también ocurre con roles de observador.
  • Conectada con el mundo real. Una conexión clara entre la experiencia digital y el mundo real permite un mayor grado de compromiso y se crean relaciones que favorecen el aprendizaje significativo.
  • Promueve la colaboración y el diálogo. La App ha de facilitar la resolución de objetivos mediante el trabajo en equipo.
  • Facilita el desarrollo del niño durante su uso. Se ha de aportar algo al desarrollo del niño que usa la App. No ha de ser necesariamente un contenido, pero al menos algún tipo de avance psicomotriz .
  • Encaja en la cultura familiar. Es necesario que se adapte a las rutinas familiares y que promueva los mismos valores que se buscan transmitir. Sus normas de uso han de estar en línea con las que existan en la casa.

Todos estos criterios pueden ser usados en distinto grado a la hora de juzgar una App infantil. En función de lo que busquemos en cada momento su importancia variará. En algunos casos podemos buscar simplicidad para comenzar a introducir al niño en el uso de dispositivos digitales y en otros un aprendizaje mucho más elaborado sobre determinadas cuestiones como el lenguaje o los números. Queda a elección de los padres y madres decidir que le piden a la App en cada momento.