Scratch es la joya de los lenguajes de programación por bloques y, en cierta forma, el iniciador del boom de la programación como parte del currículo escolar. Scratch nace en el prestigioso MIT de Boston allá por el 2003 como aplicación de escritorio, pero es a partir de su versión 2.0, liberada en el 2013, cuando comienza su popularidad en el ámbito educativo.
La programación por bloques permite introducir el cádigo y sus conceptos asociados, como iteraciones, condicionales u objetos, de forma más sencilla y visual. Con Scratch, gracias a su interfaz gráfica, resulta sencillo crear animaciones y material audiovisual de todo tipo, para luego añadirle interactividad mediante código. Aunque su función inicial era la creación de videojuegos, ha evolucionado tanto que actualmente ya permite la creación de apps para dispositivos móviles y tabletas y se podría decir que se puede crear software eficiente.
Scratch, en su version 3.0, se ha convertido en el hermano profesor de aquel Flash que nos enamoró allá por los dosmiles.
Podemos encontrar Scratch como App, disponible tanto para Android como para iOS, o también trabajar desde su página web. Es un proyecto global con una extensísima comunidad de apoyo que proporciona todo tipo de recursos, tutoriales, videos y proyectos compartidos. Existe también una versión reducida, llamada Scratch Jr, que reduce el número de funcionalidades para hacerla más sencilla todavía.
Scratch es, sin duda alguna, la mejor forma de introducirse en el mundo de la programación tanto para los más pequeños, como para algún papitek curioso. Las posibilidades son infinitas y desde este punto de partida podremos avanzar a otros lenguajes de programación más «profesionales» como pueden ser Python o Java.