Aunque hace ya un par de décadas que los videojuegos son el entretenimiento favorito de los españoles, puede que todavía quede por ahí algún padre o madre despistado que no le vea la gracia a lo que roba tantas horas a sus hijos. O peor aún, que haya comprado la idea simplona de que los videojuegos son algo malo por defecto y que es necesario prohibir a toda costa si queremos ser unos padres responsables. A todos ellos, y con el afán de convertirlos en unos avezados papiteks, está dedicado este post.
Lo primero de todo es dar una visión general del panorama actual. ¿Su hijo o hija se pasa el día hablando de videojuegos y utilizando jerga en ingles que le resulta incomprensible? ¿Anda por la calle «cazando» unos extraños bichejos llamados pokemons? ¿Cuándo se junta con sus amigos se sientan en silencio a mirar hipnotizados las pantallas de sus móviles?. Tranquilo, su hijo o hija es uno de los más de 18 millones de jugadores de videojuegos que hay en España. Una industria que ha tenido un crecimiento vertiginoso en los últimos años superando, con 1.795 Millones de euros de facturación, a otros sectores del entretenimiento como el cine (270 millones) o la música (579 millones)
Los videojuegos han dejado de ser una cosa de chicos. La paridad en el número de jugadores/as es casi total. Incluso en algunas franjas de edad, de 10 a 14 años, las mujeres dedican más horas al día a darle a las maquinitas (expresión de mi madre). El número de horas de media que dedicamos a jugar a la semana es de 8,1, por debajo de otros países de nuestro entorno. Obviamente el fin de semana ese número se incrementa. Con respecto a los dispositivos más utilizados para jugar, el Smartphone va ganando terreno a la clásica consola, que sigue siendo el aparato favorito. PC´s y Tablets también tienen su hueco en los corazones gamers.
Con toda esta avalancha de datos solo pretendo poner en valor que los jugadores de videojuegos no son ya unos bichos raros propensos al aislamiento, sino que forman parte de una de las culturas con más presencia de nuestros días. Los videojuegos se han convertido en una de las principales formas de socialización entre la juventud , y entre algunos viejóvenes como yo. Su impacto en medios trasciende el mero entretenimiento y en algunos casos podemos hablar de auténticos fenomenos sociales de los que no conviene que los padres y madres se mantengan al margen. Si no ya jugando, al menos teniendo un mínimo conocimiento de a que juegan sus hijos.
Tipos de juegos. Hay vida más allá del Fortnite…
Para aquellos a ese conocimiento vamos a hacer un rápido repaso por los tipos de videojuegos más habituales.
Multiversos: Suelen ser entornos abiertos donde, mediante avatares, los jugadores pueden desarrollar su creatividad. El icono de este tipo de juegos es Minecraft, el más jugado del mundo y un auténtico fenómeno social.
Shooters: Juegos de acción donde, desde una perspectiva de primera persona, nos molemos a tiros con todo tipo de enemigos. Son incontables los ejemplos, desde los clásicos como Call of Duty o el Counter Strike, hasta los últimos fenómenos que arrasan entre la chavalería, como Valorant.
Battle Royale: Juegos donde la dinámica es la de resistir entre una gran cantidad de jugadores simultáneos. Fortnite, la pesadilla de muchas familias, entraría dentro de esta categoría. Otro buen ejemplo de este tipo de juegos es un fenómeno reciente en el mundo móvil, el Stumble Guys.
Deportes: Futbol, baloncesto, formula 1, golf y hasta beisbol. No hay deporte del que no haya un buen juego. Algunos, como el FIFA, se han convertido en un icono y un disfrute intergeneracional.
Role Playing Games (RPG): Los jugadores dirigen un personaje que evoluciona y adquiere nuevas características. Una subcategoría muy popular es la de los Massively Multiplayer Online Role-Playing Games, como el archiconocido World of Worcraft (WOW).
Arcade: Plataformas, aventuras, laberintos de todo tipo, puzzles, y todo tipo de retos que los jugadores han de ir completando para continuar avanzando. Iconos pop como Super Mario o Sonic son buenos ejemplos de algunos de estos tipos de juegos.
Simuladores: Los hay de aviones, tanques, trenes, parques de atracciones y todo lo que a uno le dé por imaginar. Incluso hay simuladores de vivir una supuesta vida real, como los Sims. Cualquiera con niños pequeños sabe que nos encanta jugar a ser lo que no somos.
Existen muchas otras categorías, y no todos los videojuegos responden a una sola de ellas. Los lanzamientos de algunos videojuegos, sobre todo aquellos conocidos como AAA, que son las grandes superproducciones del sector y llevan años de trabajo de inmensos equipos de desarrollo, se han convertido en acontecimientos culturales. La producción es inagotable y conviene conocer a que están jugando nuestros hijos, puesto que no todos los tipos de juego tienen el mismo efecto en ellos.
Ni tanto ni tan calvo. Ventajas e inconvenientes de los videojuegos.
Los videojuegos, más que un problema en la crianza, son un reto. La gestión de su uso supone una constante fricción con los adolescentes. Es una forma de entretenimiento muy inmersiva y casa mal con las personalidades obsesivas. Sin embargo la OMS define el llamado «Gaming disorder» como un trastorno de comportamiento, no como una adición. Además, algunos estudios hablan de que solo un 0,5% de la población muestra este tipo de problemas. Vamos, que una cosa es tener que poner un límite al número de horas que juegan, y otra muy distinta es que tener que hacerlo sea consecuencia de un problema serio de comportamiento.
Otro de los, por así llamarlos mitos, es que los videojuegos inducen la violencia. Esta idea, comúnmente extendida, no tiene ningún tipo de base estadística más allá de cierta intuición cuñadista. Estudios muestran, sin embargo, que los países donde más se juega son los más seguros. ¿Qué en algunos casos de violencia juvenil los implicados jugaban videojuegos catalogados como violentos?, quizás la violencia estuviese presente en muchas otras formas en su vida. Por no hablar de su consumo cultural. Viene a ser como decir que un caníbal empezó a serlo porque jugaba al parchís.
Lo cierto es que los videojuegos, en su justa medida, como todo en este mundo, tienen múltiples beneficios tanto a nivel de desarrollo cognitivo como social. Ayudan a mejorar habilidades creativas, de pensamiento estratégico o pueden mejorar el bienestar general, y la, tan necesaria, salud mental de los que los juegan. En lo referente a las habilidades sociales, les permiten desarrollar su identidad digital, adoptando avatares, y formando parte de una de las mayores y más vivas comunidades culturales que existen, la de los amantes de los videojuegos. Papitek recomienda The Good Gamer, un proyecto educativo para iniciarse de forma segura en la cultura de los videojuegos. Si usted ha caído por la brecha generacional hasta el fondo y no sabe nada de videojuegos, encontrará todo tipo de información interesante.
Por supuesto que la gestión del uso de videojuegos, el número de horas a permitir y muchas otras cuestiones, son uno de los grandes retos de la crianza en muchos adolescentes. Requiere un esfuerzo por nuestra parte entender el universo de los videojuegos, su relevancia cultural y el impacto que pueden llegar a tener en la vida de nuestros hijos. Son, por otra parte, una enorme posibilidad de compartir experiencias, por muy digitales que sean, y emplear ese tiempo juntos en actividades que además de divertidas, pueden ser constructivas.