Además de mi trabajo habitual en el mundo IT, ejerzo de profesor vocacional en grados superiores de Formación Profesional. Comencé durante la pandemia y he […]
Parece existir una narrativa generalizada entorno al uso de tecnología según la cual los telefonos móviles, tabletas, ordenadores y sucedaneos, son una amenaza para el desarrollo funcional de los jovenes (así, en general). A traves de sus pantallas llegarán todo tipo de males y peligros. Los convertirá en insoportables egomaniacos cuyo unico interes en este mundo reside en cuantos «me gusta» se llevan por un selfie. La técnologia es percibida como una amenaza para una correcta y satisfactoria crianza. Algo contra lo que hay que pelear y como mucho soportar y tolerar bajo estrictas reglas. El relato sobre los jerifantes de Silicon Valley, que mantendrian a sus vastagos alejados de los infernales aparatos que ellos mismos construyen, ha ayudado a consolidar la idea de que con lo que respecta a los jovenes, la tecnologia, cuanto más lejos mejor.
Cualquier padre o madre, hoy en día, sabe que no va a poder huir de la tecnología, y mucho más cuanto mayor contacto profesional se tiene con ella. La cruda realidad es que la gente que trabaja en nuevas técnologias tampoco sacrifican los beneficios que usarlas puede tener en la crianza de sus hijos. Al contrario, el uso de pantallas con niños tiene un alto componente socioeconómico. Una reciente encuesta del medio de información californiano The Information arroja luz sobre el mito de que cuanto mas se sabe de tecnología más reticente se es a usarla con menores. El estudio muestra que el uso de tabletas o telefonos por los niños es incluso mas elevado en el area de Sillicon Valley, asi como más temprana su incorporación a las redes sociales.
Uno de los aspectos significativos de la encuesta es que muestra como un mayor conocimiento tecnológico por parte de los padres hace que el control parental sea mucho más efectivo. Los padres que sienten como sus hijos les han superado, tecnológicamente hablando, tienden a imponer un control basado en fuertes prohibiciones que puede llegar a ser contraproducente. Transitar la fina linea entre controlar y prohibir require un enorme esfuerzo y un alto grado de comprensión por parte de unos padres a los que se nos pone cara de señoros cuando asistimos a los habitos digitales de los adolescentes. Entender las tecnologías que nuestros hijos usan para así poder extraer de ellas todo su potencial constructivo y al mismo tiempo minimizar los riesgos que conlleva usarlas implica un aprendizaje constante por la parte que nos toca como padres.
Uno de los parametros a los que se le da más importancia es la numero de horas de uso de pantallas. Quizas por tratarse de un valor sencillo de explicar, se ha convertido en el indice más usado para evaluar los excesos tecnológicos de nuestros hijos. Incluso los estudios iniciales sobre el tema se hacian utilizandolo como factor principal a comparar. Sin embargo el uso correcto (si es que eso existe) de tecnología no pasa solamente por el numero de horas. La calidad del contenido y el grado de implicacion paterno-filial en lo que se hace con ellas resulta igualmente importante. También soy consciente de que la tecnología es un gran aliado para salir de determinadas situaciones complejas por las que todas las madres y padres pasan. Si hay que enchufar el youtube, que no nos coman los remordimientos.
La referencia sobre el numero de horas de exposición a pantallas más fiable son las directrices dadas por la organización mundial de la salud. La OMS recomienda lo siguiente:
- Hasta un año, no se recomienda exponer a los bebes a ningún tipo de pantalla.
- 1-2 años. No se recomienda ningún tiempo de pantalla con un año y máximo una hora con dos años, aunque es preferible que sea menos.
- 2-4 años. No más de una hora de tiempo de pantalla al día.
- 5-17 años. Limitar el tiempo lúdico de pantalla a un máximo de dos horas al día.
Las recomendaciones se completan con la necesidad de una mayor actividad física, mejor alimentación y mas horas de sueño. Son cuestiones básicas que afectan el correcto desarrollo de nuestros menores en caso de incumplirse sistemáticamente. Nada que no dictaría el sentido común.
Sin embargo, utilizar solo el tiempo de exposición a las pantallas para juzgar la relacion de nuestros hijos con ellas supone tomar por igual todo lo que hacen con los dispositivos digitales. Existen diversas actividades que podemos realizar frente a la pantalla y cada una de ella tiene sus beneficios y sus retos. Common Sense Media identifica 4 tipos:
- Consumo pasivo: ver videos o televisión; mirar sin ver
- Consumo interactivo: jugar videojuegos; resolver acertijos
- Comunicación: videollamadas; usar las redes sociales
- Creación de contenido: crear arte digital o música; programar
Incluso aunque el consumo de pantallas de nuestros hijos sea prudencial, como padres hemos de esforzarnos para que se realicen actividades de calidad, que favorezcan el aprendizaje y la creación de vínculos. Las nuevas tecnologías pueden ser un aliado en la crianza si nos comprometemos a buscar alternativas constructivas. Es necesario hacer el esfuerzo de involucrarse en el tiempo que nuestros hijos pasan utilizando dispositivos electrónicos y consumiendo contenido digital. Incluso ver juntos un video de los cantajuegos es una oportunidad para mantener una charla.
Muy interesante Bruno.
Está claro que toda
buena relación hijos/redes sociales pasa por una buena supervisión por parte de los padres. Es nuestra responsabilidad como papis. Si tenemos poco tiempo para compartir, habrá que limitarles más el tiempo de exposición o utilizar control parental. Y a poder ser compartir con ellos parte del uso que hagan para que no se aislen en ese infinito mundo que tanto nos asusta.
Muchas gracias por tu comentario Bea.
Como bien indicas, es fundamental nuestra supervision e involucrarnos en las actividades que nuestros hijos realizan delante de las pantallas. Si nos informamos veremos como la tecnología no ha de ser nuestro enemigo, sino un valioso aliado en la crianza de nuestros hijos.