Tras un obligado parón para volver a cambiar pañales, Papitek regresa, y lo hace honrando la semana más terrorífica del año. Entre castañas, panellets y disfraces de bruja, vamos a retomar el ritmo con un post especial. Ya hemos visto en anteriores entradas que, de largo, nuestra actividad favorita cuando nos encontramos frente a una pantalla es ver videos. Como impera aquello del palo y la astilla, nuestros retoños no se andan a la zaga, y comienzan a quemar YouTube desde muy temprana edad. En este punto es bueno recordar que, aunque a menudo usemos la plataforma de videos para ganar unos minutos de tranquilidad y poder dedicarnos a cualquier otra cosa, conviene que seamos conscientes de lo que están viendo los peques.

YouTube es una arma de destrucción de atención masiva. Tiene todas las herramientas a su alcance para lanzarnos de cabeza a un pozo de contenido absurdo del que podemos tardar horas en salir, y no lo haremos indemnes. Su algoritmo de recomendación nos puede llevar, tanto a nosotros como a los más peques, a una espiral de contenido de dudosa calidad. YouTube Kids es una opción mucho más recomendable para evitarnos sorpresas desagradables y tener mayor control sobre lo que ven, y sobre todo sobre lo que no van a ver. Nos permite bloquear contenido fácilmente, nos asegura recomendaciones más dignas y solo da acceso a videos catalogados para la edad que elijamos. Aun así no nos vamos a librar de una buena dosis de videos que nos horroricen. Cada padre tienes sus terrores favoritos, pero aquí os dejo una lista de los que me sacan de mis casillas cada vez que mi peque le da al play. Dentro vídeos…

Tatiana – No me quiero bañar

Apología de la suciedad perpetrada por una especie de Talía para menores. Tatiana se quiere quedar cochina, pase lo que pase, y uno casi desearía que la mugre acumulada en los oídos le impidiese oír semejante himno antisistema.

La granja de Zenón – El gallo y la pata

Amor inter-especie a ritmo de cumbia. En la granja de Zenón cada día es una fiesta y hasta las vacas se parecen a Celia Cruz. Esta historia de amor tóxico, celos y pasiones encendidas en la charca no dejará tus caderas indiferentes ni tu cerebro intacto.

Luli Pampín – Chumbala Cachumbala

Luli Pampín es una especie de Wonder Woman versión chicle de fresa con una peluca low-cost que parece comprada en el party-fiesta. A pesar de su apariencia, siente predilección por los escenarios siniestros, tipo cementerios, y con este hit pretende enseñarnos a contar las horas. Antes de que lleguen las 6 querrás convertirte en uno de los esqueletos que le hacen los coros.

Varios Autores – Baby Shark

El estándar por excelencia de las canciones infantiles. Más versionada que Yesterday y más odiada que Yoko Ono. De entre los millones de versiones existentes me quedo con esta de Pinkfong, que tiene un ritmillo techno más propio de raves en aparcamientos que de fiestas infantiles.

CoComelon – Skidamarink

La familia CoComelon no es apta para diabéticos. A su lado, una balada de Celine Dion parece Anarchy in the UK de los Sex Pistols. De entre todo su almibarado repertorio me quedo con Skidamarink y su irritante capacidad para afrontar todos los problemas familiares cantando y bailando.

Super Simple Songs – Pizza Party

Los padres currándonos menús saludables y variados solo para que llegue Super Simple Songs a recordarnos que una dieta equilibrada es una pizza en cada mano. Si fuese por ellos desayunaríamos macarrones, comeríamos lasaña y cenaríamos espaguetis. Pasta, pasta, pasta everywhere…

Si estás leyendo esto te animo a desahogarte y compartir aquellos videos que taladran tu cabeza como un martillo pilón y con los que te entran ganas de lanzar la tablet por la ventana si no fuese porque te costó un buen dinero. Ánimo, no estás solo. YouTube, al contrario que las hemorroides, no ha de padecerse en silencio.